jueves, 30 de abril de 2015
Lo peor que podría pasar
Ten cuidado con las cosas que temes
porque seguro que acabas provocándolas.
Como un conductor asustado
que no se concentra en lo que debe
y choca.
Lo bueno es que hay cosas
(pocas)
que nunca se rompen.
Se estiran, se encogen, pero no se rompen.
lunes, 20 de abril de 2015
Siento, luego existo
La mente está haciendo ruido todo el día, nos distrae y nos aleja de la realidad y de la certeza de estar vivos.
Pero los sentidos no. Párate de vez en cuando y trata de no pensar. Presta atención solo a la información que viene de tus sentidos en ese momento. No pienses si te gusta o no, solo siéntelo. Un ruido, un olor, la temperatura, el tacto de la ropa, la postura, la respiración, el corazón que late.
Las sensaciones son lo único que nos hace percibir claramente nuestra existencia.
...
¡Chúpate esa, Descartes!
sábado, 18 de abril de 2015
viernes, 17 de abril de 2015
Me parto
Hoy tengo la sensación
de que si fuera una máquina
y pudiera desmontarme
y volver a montarme
me sobrarían piezas al final.
lunes, 13 de abril de 2015
domingo, 12 de abril de 2015
Todo y nada
Vivir en mi cabeza es agotador.
A ver si me entiendes. Lo que de verdad me gustaría sería conseguir el sabor y la textura del beicon con el colesterol de una hoja de lechuga. La perfección imposible de unos extremos que se tocan cuando yo lo diga.
Disfruto imaginando porque no entiendo el mundo real. Y no lo entiendo porque no lo sé observar. No existen los círculos perfectos, ni las líneas paralelas, ni el cero, ni el infinito. A lo mejor no existo yo tampoco.
Lo que más miedo me da es no ser lo bastante buena para las cosas que de verdad me gustan. Así que hago otras que también me gustan bastante pero para las que tengo la certeza de que soy buena. No me arriesgo a que ocurra lo que más miedo me da, oír que no he hecho perfecto algo que me gusta de verdad.
O sea, que mejor no hago nada, mejor dejo en blanco los lienzos y me dedico a garabatear en las esquinas de un cuaderno usado. Y que pinte otro, que seguro que lo hace mejor que yo. Una mierda, yo lo haría mejor. Pero no lo hago. Porque si lo hago vería que no es perfecto y prefiero no verlo.
Que levante la mano el que me haya oído cantar. Yo no canto. Porque nunca va a sonar tan bien cuando la vibración salga de mi cabeza. Porque todo es más bonito imaginado, porque la realidad es una mierda llena de imperfecciones.
Pero es la única que tengo, la única que me hace sentir cosas. Puedo imaginarme una caricia perfecta, pero sentir una real es mucho mejor, lo reconozco.
Soy una cobarde, y lo que soy es lo que me quita el sueño. Me lo quito yo, no siendo yo. Si fuera yo, no me lo quitaría.
¿Ves? Agotador.
jueves, 9 de abril de 2015
Desnudo integral
martes, 7 de abril de 2015
lunes, 6 de abril de 2015
Querida Ángela
Últimamente pasan tantas cosas en tan poco tiempo, que a veces se me olvida quién soy o cuánto he avanzado. Por eso he pensado en escribirme una carta. En realidad tres. Una para abrirla dentro de un mes, otra para abrirla dentro de un año, y otra para abrirla dentro de diez años (o así).
Es algo que había pensado muchas veces antes pero nunca había llegado a hacer. Algo así no se puede hacer cada dos por tres porque entonces pierde toda la magia, hay que elegir bien el momento, y creo que este momento (las escribo mientras tecleo aquí) es uno muy bueno.
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Lo creo porque, si yo fuera la raza humana, estoy en ese punto de la Historia en el que no sé seguro si la Tierra es redonda o plana, pero confío lo bastante en que sea redonda como para subirme a un barco y ver qué hay al final de todo ese océano que se ve desde tierra firme.
Conozco mi ignorancia y mi duda, pero también conozco mi barco y aunque no puedo predecir las olas ni las tempestades, confío en mis tripulantes.
Tampoco puedo calcular la longitud con precisión todavía, así que a lo mejor termino en América en lugar de en Asia, pero oye, que aquello es bonito también.
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Antes incluso de ponerme a escribir las cartas ha pasado algo curioso. Las primeras frases que han venido a mi cabeza empezaban con fórmulas como "espero que sigas teniendo" o "espero que ya tengas". Expectativas a bocajarro.
No, no y no, de eso nada, nada de expectativas en mis cartas. No sea que acabe descubriendo un continente y me sienta decepcionada por no haber llegado a una costa ya conocida.
Supongo que es inevitable escribir alguna tontería que me haga sentir vergüencica cuando lea lo escrito hoy, pero habrá que intentar al menos tener perspectiva y alejarse de lo superficial para quedarse solo (o casi solo) con lo importante.
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Escribirlas me ha llevado un rato. Lo he hecho en papel para que no se pierda y con mi mítico portaminas de aluminio, que es a mí lo que Excalibur al Rey Arturo, porque cuando escribo cómoda me sale una letra más bonita y eso me hace sentir mejor y pensar mejor.
Mientras las escribía he ido sintiendo que conocía cada vez menos a las personas a las que estaba escribiendo y he supuesto que entonces ellas me conocerían a mí cada vez menos también.
Se podría pensar que no es lo mismo, que en el futuro nos acordamos de todo y conocemos y entendemos a nuestro yo del pasado, pero mi experiencia me dice que no es así. Es cierto que ellas tienen recuerdos de mí y yo de ellas no, pero sus recuerdos los creo yo (yo elijo qué fotos imprimo por ejemplo), así que existe cierto equilibrio.
Por todo esto, en lugar de hablar de objetivos cumplidos, básicamente les he ido explicando mi situación actual y haciéndoles preguntas respetuosamente sobre cómo les va a ellas.
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La carta más difícil de empezar ha sido la última. He escrito la fecha de escritura y la de lectura y he ido corriendo a darle mimos a Toffe. Allí estaba, en la terraza tirado al sol y ronroneando, dándome una lección de carpe diem como solo él sabe.
A la vuelta he visto a mis padres haciendo sus cosas y los he visto sanos y con energía. Después me he visto de pasada en un espejo y me he visto joven. No sé si guapa, pero joven, probablemente lo más guapa que voy a ser a partir de ahora.
Venga, sí, guapa, hoy tengo el pelo brillante y suave como nunca, unas ojeras más que aceptables para haberme despertado a las cuatro, y esta ropa me queda guay aunque esté rota. ¡Igual estoy buena y todo!
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Me siento muy bien ahora. Y no es esa euforia propia de mi personalidad disociada, no.
Es un bienestar meditado, calmado y equilibrado.
No imaginaba que tendría este efecto escribir esas cartas.
¿Qué pasará cuando las abra?
Sorpresa :)
domingo, 5 de abril de 2015
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