Son momentos de clarividencia en los que (¡qué locura!) parece posible salir del sinsentido de tu propia vida y construir otra nueva a tu medida.
Una vida de la que sentirte orgulloso y satisfecho. En la que no desees nada porque ya lo tienes todo y te baste con dejar pasar tiempo para ser feliz. En la que tus cimientos sean tan estables que no haya catástrofe que te pueda destrozar de nuevo nunca más.
Si llega uno de esos momentos, te sugiero que apuntes tu conclusión en un papelito para no olvidarla cuando vuelvas a sentirte confuso. Yo lo hice hace unos días y no te imaginas la sorpresa cuando vi que el sentido de mi vida se condensaba en doce palabras.
Doce palabras
ResponderEliminarpara decirlo todo
Pero solo una única palabra
para nombrarte (a ti)