Ya sé que no tiene lógica pensar que las rachas se adaptan al calendario arbitrario que usamos los humanos.
Pero a mí siempre me gustó mirar el reloj a medianoche y ver cómo cambian todos los dígitos a la vez, así que es lógico que me guste también el último día del año. Además me encantan los cumpleaños y Nochevieja viene a ser un cumpleaños mundial.
Lo más especial de este día es que todo el planeta está pensando en lo mismo y deseando un cambio. Tantos pensamientos juntos y tanta voluntad simultánea tienen que ser algo poderoso a la fuerza.
Mi pequeño ritual, como cada año, es listar las cosas que aprendí en el año que termina, y que pienso llevarme conmigo para seguir aprendiendo en el año que empieza.
En 2021:
- Perdí a mi mejor amigo, y sobreviví.
- Perdí mi bienestar físico, mental, emocional y económico, y no solo sobreviví, sino que me reí.
- Aprendí a identificar y regular mis niveles hormonales a través de pequeños actos.
- Los hombres emocionalmente inaccesibles dejaron de parecerme atractivos y empezaron a parecerme cobardes.
- Acepté que soy una persona excepcional y me merezco nada menos que personas excepcionales a mi lado.
- Dejé de darle oportunidades a la gente que no está a la altura.
- Agradecí todo lo que mi cuerpo hace por mí y lo cuidé todo lo que pude.
- No esperé al día 1 para empezar a hacer las cosas que quiero hacer.
- Seguí atreviéndome a hacer todas las cosas que me dan miedo.
En resumen, 2021 fue de lejos el año peor y más horrible de toda mi vida, pero también aprendí cosas importantísimas que pensaba que nunca iba a aprender. Así que.. gracias.
Pero espero que en 2022 toque disfrutar más y aprender menos, porque de verdad necesito un descanso.
Feliz Año Nuevo ♥